Cientos de compuestos químicos microscópicos viven camuflados en lo más profundo de nuestro organismo. Los
llaman ‘el enemigo invisible’, aunque su nombre real es ‘disruptores
endocrinos’. Imperceptibles y silenciosos, tienen una capacidad enorme
para alterar nuestras hormonas.Y hasta las de nuestros hijos y nietos.
Este mayo, su nombre resuena mucho en los pasillos de la Comisión Europea en Bruselas. Allí se espera que tras varios años de retraso hoy se voten los criterios que definen qué es un disruptor endocrino. Porque pese a que la OMS los catalogó en 2012 como sustancias peligrosas, estos químicos no están delimitados, siguen utilizándose ampliamente por las grandes empresas y afectan a tu vida mucho más de lo que piensas.
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