Por Ronnie Cummins, 5 de diciembre de 2014
“Podemos invertir ( no sólo mitigar) el
calentamiento global, y ya que estamos en ello, también podemos
restaurar la fertilidad del suelo y eliminar la pobreza y el hambre”.
“Es fácil olvidar que alguna vez toda la
agricultura era ecológica, los animales sólo se alimentaban del pasto
que crecía de forma natural y se respetaban los procesos ecológicos de
regeneración. Se disponía de una reserva de semillas, se utilizaba como
abono el estiércol, una diversidad de cultivos, y se criaba el ganado
con la hierba. Todo esto lo asociamos con una alimentación y una
producción sostenibles, algo que era la norma no hace más de un siglo,
siendo ahora la excepción. Por aquel entonces la gente se las arreglaba
para alimentarse y seguía un modelo de no inmiscuirse demasiado en los
llamados procesos naturales de regeneración.
Todos sabemos lo que pasó después: el arado, el
tractor, los combustibles fósiles, el monocultivo, los fertilizantes
nitrogenados, los pesticidas, los herbicidas, las grandes salas de
engorde, los subproductos de origen animal, los transgénicos, la erosión
del suelo, algo que la mayoría de nosotros pensamos que es lo normal,
sin atenernos a otras consecuencias.
Afortunadamente, se está produciendo un movimiento
para redescubrir y aplicar aquellas viejas prácticas de antaño, sin
olvidar la innovación tecnológica, los avances científicos, y los
numerosos conocimientos que antes se tenían para resolver los
problemas”.
—Courtney White, El peregrino del carbono, Nov. 16, 2014
Una cada vez mayor cantidad de científicos nos
advierten de que hay que reducir la concentración de CO2 en la atmósfera
a 350 partes por millón (ppm), con el fin de preservar la vida en la
Tierra.
Pero por desgracia, el comportamiento de las Empresas
está fuera de control, los políticos están sometidos a las leyes que
aquellas imponen y los consumidores se lanzan a un consumo desmedido y sin sentido,
de modo que se siguen lanzando millones de toneladas de CO2 y otros
gases de efecto invernadero, habiéndose alcanzando ya las 398 ppm: una
atmósfera y un océano sobresaturados. Una reducción en el uso de
combustibles fósiles en un período de 20 años podría ser demasiado
tarde. Dentro de 20 años podríamos haber alcanzado las 450 ppm,
acercándonos al punto de no retorno, con consecuencias tales como una
grave inestabilidad climática y el aumento de las catástrofes
climáticas.
Mientras que los científicos hacen sonar las alarmas
sobre el cambio climático, agrónomos y otros expertos nos advierten de
estos efectos catastróficos: a menos que no nos embarquemos en una
campaña mundial para reducir los efectos de la Agricultura Industrial,
restaurar la fertilidad del suelo ( sobre todo ese 22% de suelo que es
cultivable en potencia, pero que ahora se encuentra erosionado o
desertificado), mejorar las calidad de los cultivos y los nutrientes de
los alimentos, preservar el agua, y hacer frente a la pobreza rural,
crecerá el hambre y las guerras por los alimentos y el agua,
especialmente en Asia, África y América Latina, donde vive la mayor
parte de la población mundial.
Todas estas catástrofes relacionadas con el cambio
climático, la pobreza, el hambre y el control de los alimentos y el
agua, no son cosas que no estén estrechamente relacionadas. Y tampoco
sus soluciones.
Se puede invertir (no sólo mitigar) el calentamiento
global, y ya que estamos en ello, también se puede restablecer la
fertilidad del suelo, eliminar el hambre y la pobreza. Todo esto se
puede hacer captando cientos de millones de toneladas de CO2 que hay en
exceso en la atmósfera, utilizando herramientas tradicionales y que ya
han sido probadas durante mucho tiempo y que tenemos a mano: la agricultura ecológica, el tipo de cría de ganado y el uso del suelo.
¿Qué se necesita hacer para hacer de la tierra un lugar habitable?
En primer lugar, hay que cambiar el enfoque del
debate en torno al clima, que se ha centrado estrictamente en la
reducción de las emisiones producidas por los combustibles fósiles, a
otro en el que se hable también del secuestro del carbono. Después, es
necesario un movimiento a nivel mundial, lo que implica la movilización
de los agricultores, ganaderos, horticultores, consumidores, activistas y
conservacionistas del norte y del sur, para comenzar la formidable
tarea de devolver el carbono al suelo.
Cambiando el debate en torno al cambio climático
Hasta la discusión que se ha entablado en torno al
calentamiento global y la crisis climática se ha visto envuelta en un
entramado oscuro y difícil de desenredar. Pero hay una cuestión que no
se puede dejar de hacer: revertir el calentamiento global. O quizás
deberíamos decir que tenemos que apoyar a esos 2.800 millones de
pequeños agricultores de todo el mundo y los habitantes de las zonas
rurales, con la cooperación de los consumidores conscientes, de que
aquellos lo pueden hacer.
Sabemos, a partir de las crecientes evidencias
aportadas por los científicos, que la mejora de la fotosíntesis de las
plantas, que es una consecuencia de la agricultura ecológica, de la
ganadería y de unas prácticas adecuadas en el uso de la tierra, puede
captar cientos de millones de toneladas que hay en exceso en la
atmósfera y devolverlas allí donde allí se encontraban: en el suelo.
Si se implanta a escala global las prácticas de una agricultura regenerativa,
podemos al mismo tiempo reducir el uso de combustibles fósiles en un
80-90% en los próximos decenios. Y al mismo revertir la pobreza a nivel
mundial y el deterioro de la salud pública.
Nuestra tarea inmediata es la difundir un mensaje de
que se puede transformar la práctica agrícola, desarrollando en cada
país, en cada región, en cada continente, y en última instancia en cada
persona, un programa que implique una concepción ecológica. Esto podría
suponer un cambio en muchas zonas del mundo, incluso en aquellas donde
se niega el cambio climático, y responder de una forma más positiva a la
necesidad de llevar a cabo otras prácticas.
Por ejemplo, las gentes afectadas por el
calentamiento global estarán interesadas en una agricultura
regenerativa, como forma de evitar un desastre climático. Otras, menos
interesadas en ello, pero bajo consideraciones de carácter
ambientalista, podrían responder de forma positiva a este mensaje y
entender que la agricultura regenerativa puede preservar la
biodiversidad, los bosques y la salud de los océanos. La capacidad de la
agricultura regenerativa para restaurar la fertilidad del suelo, de
hacer frente a la sequía y otros fenómenos climáticos, es un mensaje que
puede despertar la atención de algunos agricultores. Y finalmente,
otras gentes pueden estar motivados por la práctica de la agricultura
regenerativa para ayudar a reducir la pobreza en las zonas rurales,
acabar con el hambre y preservar el agua.
No es necesario que todo el mundo, en todas partes al
100%, adopten la agricultura regenerativa para poder construir un
movimiento en este sentido. Lo que tiene importancia es que diferentes
grupos de gentes se identifiquen con este mensaje y, a continuación,
construyan algo en base a estas preocupaciones compartidas. A través de
una diversidad de mensajes y de campañas se puede construir una
coalición que permita nuestra supervivencia y la supervivencia de las
futuras generaciones.
¿Por dónde empezar? ¿Cómo construir un movimiento
mundial? ¿Cómo cambiar el enfoque en la discusión sobre el cambio
climático, centrado exclusivamente en los combustibles fósiles, por otro
donde se habla de devolver el carbono al suelo? ¿Cómo impulsar ese
movimiento para evitar una catástrofe climática, la hambruna, el
agotamientos de los recursos, y por tanto más guerras?
La construcción de un movimiento mundial
No hay espacio aquí para un Manifiesto completo y un
Plan de Acción Mundial, pero aquí se recogen los siete pasos
preliminares que debemos atacar en 2015, el año del suelo.
1. La creación de grupos de trabajo para buscar soluciones en las formas de devolver al suelo el carbono. El
objetivo de estos grupos de trabajo será la de ampliar cualitativamente
el nivel de discusión y tratar de hacer ver la estrecha relación entre
clima, salud, alimentación, el hambre y la paz, para así empezar a
reconocer las raíces del problema y la soluciones comunes a esta crisis
mundial.
Estos grupos de trabajo deben tratar de hacer oír su
mensaje, en los medios de comunicación, sean estos alternativos o no,
pero también deben de tratar de establecer alianzas y coaliciones con
otras organizaciones, activistas, construyendo redes a nivel local,
regional y nacional…Los colaboradores se pueden encontrar en las
explotaciones agrícolas, entre los agricultores, entre los defensores de
los derechos de los animales, los defensores del medio, de la salud, de
la agricultura y la alimentación ecológica, entre los que buscan
justicia… todos ellos podrían estar dispuestos a encontrar puntos de
acuerdo y abordar soluciones. Los grupos de trabajo de cada país debe
intentar sumarse a intelectuales, investigadores y activistas de
sectores estratégicos, y hacer comprender que la lucha contra el
calentamiento global supone una mejora de la salud pública, pero también
una forma de reducir la pobreza, el hambre, de aumentar la fertilidad
del suelo, la salud de los animales, la productividad agrícola, la
biodiversidad y la prosperidad del medio rural.
Además de todas estas alianzas, habría que constituir
grupos de investigación y educación científica en cada región ( así
como a nivel mundial) para recopilar, traducir y distribuir información
científica y artículos revisados por pares, así como otros de
divulgación, vídeos, mensajes dirigidos a la población en general.
2. Regionalizar y globalizar el movimiento para la
mejora de las prácticas en cada lugar, dando a conocer las prácticas
agrícolas y ganaderas, y los proyectos de uso regenerativo del suelo. Las
soluciones al calentamiento mundial implica, en primer lugar, el apoyo,
la financiación y la movilización de esos 2.800 millones de pequeños
agricultores, ganaderos y gentes de las zonas rurales, para llevar a
cabo prácticas de regeneración forestal y el uso adecuado del suelo,
dando prioridad a aquellas regiones donde el suelo está más degradado y
erosionado, generalmente donde la pobreza rural es más severa.
Para impulsar este movimiento, es necesaria la cooperación con redes mundiales, como Vía Campesina, Consumers International, IFOAM, Savory Institute,
explotaciones con cierta relevancia y organizaciones indígenas, para
compartir el desarrollo de prácticas, asesoría técnica, con el apoyo de
organizaciones internacionales como Greenpeace, Amigos de la Tierra y Oxfam.
En el continente americano, las áreas prioritarias
para devolver el carbono al suelo son el suroeste y el oeste de Estados
Unidos, México, América Central y los suelos más degradados de América
del Sur. Otras áreas prioritarias incluyen la mayor parte de África y
Asia, especialmente la India y el norte de China.
3. Llevar a cabo una campaña de educación global
multifacética, empezando por la declaración que hace la ONU en el año
del suelo, que será en 2015. Esta campaña debe estar diseñada para
educar y movilizar al mayor número de gentes posible, teniendo en cuenta
la diferentes condiciones objetivas y subjetivas de cada lugar. Esto
supondrá el desarrollo de campañas en cada comunidad, región y nación,
movilizando los recursos de las Naciones Unidas y los Gobiernos locales y
regionales, organizaciones y empresas.
4. Poner en marcha campañas en contra de las explotaciones agroindustriales y la alimentación industrial en la cría de ganado. Esta
campaña debe hacer hincapié en los peligros de que plantea el
confinamiento en la alimentación de los animales (CAFO), Industria que
alberga el 70% de los animales que se crían en todo el mundo, amenazando
la salud humana, el medio ambiente, la estabilidad del clima, el
bienestar animal, a los pequeños agricultores y ganaderos, a las gentes
de las zonas rurales y boscosas.
Hay que fomentar una educación pública en este
sentido, reformar las políticas públicas, rechazar el mercado de las
granjas industriales y los alimentos que de ellas proceden, generando un
cambio en el consumo a favor de los animales alimentados con hierba u
obtenida mediante pastoreo, la producción local y ecológica de cereales,
frutas y verduras. Así como se lucha contra los transgénicos haciendo
ver las prácticas de Empresas de Biotecnología como Monsanto, también
hay que hacer ver al consumidor cómo se obtienen los productos de la
granjas-fábrica al estilo Monsanto.
5. Estrechar lazos con el movimiento climático para eliminar de forma gradual el uso de los combustibles fósiles. Debemos desmantelar el Sistema Industrial
y de Energía, y la producción intensiva de productos químicos tóxicos,
por una agricultura y ganadería regenerativas, ecológicas, manteniendo y
regenerando los bosques, los humedales, soluciones para mitigar el
cambio climático, pero es preciso revertirlo para luchar contra la
pobreza en el medio rural.
Es irresponsable hablar de la eliminación de las
emisiones de los gases de efecto invernadero y el desmantelamiento de la
Industria de los combustibles fósiles si no se habla de devolver el
carbono al suelo mediante la práctica de una agricultura regenerativa y
las prácticas agroecológicas. No hay manera de volver a las 350 ppm de
CO2 sin una revolución en la agricultura que devuelva al suelo de 50 a
100 ppm de CO2 y otros gases de efecto invernadero, utilizando la
fotosíntesis de las plantas y el práctica del pastoreo regenerativo.
Del mismo modo, es peligroso e irresponsable sólo
basarse en las prácticas regenerativas para resolver la crisis climática
y ambiental sin hacer frente a los Criminales del carbono y su Imperio de Combustibles Fósiles.
Todos nosotros debemos convertirnos en activistas del clima, así como
defensores de las actividades forestales, alimentarias y agrícolas
regenerativas. Debemos trabajar juntos para reducir de forma drástica el
uso de combustibles fósiles, implementar políticas de disminución en el
uso de energía en el transporte, la vivienda, los servicios públicos y
los sectores industriales; poner fin a la práctica extractiva que
destruye el suelo, las montañas, las selvas tropicales, o la extracción
de petróleo del Ártico, mediante la fractura hidráulica o las arenas
bituminosas, y pasar lo más rápidamente posible a las energías
renovables. Nuestra supervivencia depende de unir el problema del clima,
con la alimentación, con una mayor justicia ambiental y económica entre
Norte y Sur.
6. Únase a las organizaciones locales o regionales
que luchan en contra de la destrucción de los bosques, que preservan
los océanos, los humedales, las aguas superficiales y los ríos. Debemos
interactuar y apoyar a los movimientos de conservación locales y
globales. Es preciso para ello ver los puntos en común, destacando el
papel destructivo de la moderna Agricultura Industrial en la
deforestación, la contaminación de las aguas superficiales y
subterráneas, y los océanos.
7.Únase a los movimientos en favor de la salud que destacan el papel fundamental del medio en el desarrollo de muchas patologías. La
mayoría de los expertos coinciden en que a pesar de los avances de la
Medicina Moderna ( o tal vez a causa de ellos mismos), nos enfrentamos a
graves crisis de salud. Esto es particularmente evidente en los países
occidentales, donde se consumen grandes cantidades de alimentos
procesados, una comida, o comida basura, muy deficiente en nutrientes.
Si hay una cuestión que nos une a todos es que
queremos para nosotros mismos y nuestra familia lo mejor. Sin embargo,
los alimentos producidos por nuestro moderno Sistema Industrial
menoscaban nuestra salud. Las prácticas regenerativas pueden mejorar
considerablemente nuestra salud y nuestra economía, mediante la
reducción de la obesidad, las enfermedades cardiovasculares, la
diabetes, el cáncer, el autismo y otras enfermedades crónicas, mientras
que al mismo tiempo reducimos gastos médicos en millones de dólares.
Es tarde. Estamos en una situación crítica: la vida o
su destrucción . Todos y cada uno de nosotros debe unirse al creciente
movimiento mundial en favor de la reducción de las emisiones de efecto
invernadero, y adoptar lo más rápidamente posible una economía
sostenible y una agricultura basada en las energías renovables y la
devolución del carbono al suelo.
No tenemos otra opción, ni desde el punto de vista
ético o existencial. Debemos desechar de la faz de la tierra a los
criminales del clima, de los políticos corruptos, a las empresas que
infringen la ley mediante el boicot, cambiar el sistema de transporte,
que ahora es insostenible, la vivienda, la agricultura, el complejo
militar-industrial, las infraestructuras y servicios públicos. Debemos
convertirnos en activistas del clima, de la paz, en consumidores
conscientes, en conservacionistas y en defensores de las energías
renovables.
Pero lo más importante de todo es que hay que
convertirse en defensor y activista de una agricultura ecológica
regenerativa, así como la ganadería y en el uso del suelo.
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Ronnie Cummins es un activista ya veterano, escritor y organizador. Es el director de la Asociación Internacional de Consumidores Ecológicos y de su filial en México, Vía Orgánica.
———Procedencia del artículo:
http://www.commondreams.org/views/2014/12/05/reversing-global-warming-hunger-and-poverty-supercharging-global-grassroots
De:
http://noticiasdeabajo.wordpress.com/2014/12/07/podemos-revertir-el-calentamiento-global-y-eliminar-el-hambre-y-la-pobreza/
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