Recordando la destrucción del cuartel de los marines en Beirut, 1983
Por Ann Wrignt, 31 de agosto de 2013
Ann
Wright es una excoronel del Ejército de los Estados Unidos y
funcionaria ya retirada del Departamento de Estado, conocida por su
abierta oposición a la guerra de irak.
Son
las 4 de la mañana y no puedo dormir, al igual que hace 10 años cuando
el Presidente Bush decía al mundo que Sadam Hussein disponía de un
arsenal de armas de destrucción masiva y que los Estados Unidos debían
invadir Irak para librar a la humanidad de estas armas. Yo no creí al
Presidente Bush en aquellos circunstancias y renuncié a mi cargo como
diplomático de Estados Unidos.
Ahora, una década más tarde,
el Presidente Obama dice al mundo que el uso de armas químicas en Siria
por el Gobierno de Assad debe ser respondido con otro tipo de armas, a
pesar de que las conclusiones de los inspectores de la ONU todavía no
han sido publicadas, igual que el Gobierno de Bush se negó a esperar los
resultados del Informe de los inspectores de la ONU que estuvieron
buscando las armas de destrucción masiva en Irak.
El Secretario de Estado John Kerry declaró que los inspectores de la ONU “no nos pueden decir nada que ya no sepamos”. El
Presidente Obama dice que cualquier ataque de Estados Unidos contra el
Gobierno de Assad será de castigo, no para cambiar el Régimen. El ataque
será limitado, pero que eso se lo digan a los civiles, que
inevitablemente sufren las consecuencias cuando se llevan a cabo ataques
militares.
El
Presidente Bush y sus asesores o bien no sabían o no sentían ningún tipo
de preocupación por las posibles consecuencias de su decisión de
invadir y ocupar Irak:
* Cientos de miles de iraquíes y más de 4000 estadounidenses muertos
* Miles de iraquíes y estadounidenses con graves secuelas físicas y psicológicas
* Legiones de jóvenes de la región con experiencia en la guerra ahora se han desplazado de Irak a Libia y Siria
* El
Gobierno democrático de Irak no puede controlar la ola de violencia que
se ha desatado, acabando con la vida de cientos de personas todas las
semanas.
(Aunque los Estados Unidos
invadieron y ocuparon Afganistán bajo un pretexto distinto, también
quiero recordar a todos los ciudadanos afganos que han sido asesinados o
han resultado heridos en la guerra emprendida por los Estados Unidos en
Afganistán).
El Presidente Obama no ha
explicado las posibles consecuencias de un ataque militar contra Siria,
pero las autoridades militares estadounidenses están advirtiendo de los
riesgos. En una carta al Comité de Servicios Armados del Senado, el
Presidente del Estado Mayor Conjunto, el General Martin Dempsey,
escribió el mes pasado: “Cuando sopesamos nuestras opciones debemos estar seguros de que el uso de la fuerza va a suponer la obtención de los avances deseados. Una vez que se entra en acción hay que estar preparados para las posteriores consecuencias. Otras implicaciones más profundas son difíciles de prever”.
El General James Mattis,
quien se retiró recientemente como Jefe del Comando Central de los
Estados Unidos, dijo el mes pasado en una conferencia de seguridad que
los Estados Unidos no “tienen la obligación moral de hacer lo imposible” en Siria. “Si los estadounidenses deciden emprender esta guerra, va a ser una guerra muy seria”.
Las posibles consecuencias de un ataque militar estadounidense contra Siria
Mientras
los buques de guerra de los Estados Unidos se asientan frente a las
costas del Líbano para lanzas misiles de crucero Tomahawk contra
objetivos en Siria, podemos lanzar algunas conjeturas de las posibles
consecuencias no deseadas de esta guerra:
* Las baterías antiaéreas sirias pueden disparar sus cohetes contra los misiles lanzados por los estadounidenses.
* Gran cantidad de sirios morirán y tanto los Estados Unidos como el Gobierno de Siria dirán que las muertes son culpa del otro.
*
La embajada de Estados Unidos en Damasco será atacada y quemada, y
quizás otras embajadas y empresas estadounidenses de Oriente Medio.
* Siria también podría lanzar cohetes contra el aliado estadounidense en la región, Israel.
*
Israel lanzaría bombardeos contra Siria, como lo ha hecho en tres
ocasiones en los últimos dos años, y tal vez tenga la oportunidad de
lanzar un ataque contra el aliado más fuerte de Siria en la región,
Irán.
*
Irán es un país con una población de 80 millones de personas y tiene el
ejército más grande de la región, pero podría tomar represalias contra
Israel y las bases estadounidenses en Afganistán, Turquía, Barhein y
Qatar.
* Irán podría bloquear el estrecho de Ormuz e impedir el transporte de petróleo fuera del Golfo Pérsico.
Hace 30
años, los Estados Unidos bombardeó el Líbano con sus buques de guerra y
el cuartel de los Marines estadounidenses fue destruido en represalia
En
estos momentos de crisis, vale la pena recordar lo que ocurrió hace 30
años, en octubre de 1983, cuando los Estados Unidos bombardeó el Líbano,
un país limítrofe con Siria. A las pocas semanas, el cuartel de los
Marines estadounidenses en Beirut fue destruido por un camión cargado de
bombas, matando a 241 soldados estadounidenses: 220 infantes de marina,
18 marineros y 3 soldados. El conductor suicida era un ciudadano iraní
llamado Ismail Ascari, y el camión contenía explosivos por un
equivalente a 21.000 libras de TNT. Dos minutos más tarde, un segundo
atacante condujo otro camión cargado de explosivos al recinto militar
francés en Beirut, matando a 58 paracaidistas franceses. Francia es el
único país que se coloca en la estela de la Administración de Obama para
atacar Siria.
El 18 de abril de 1983, la
Embajada de los Estados Unidos en Beirut fue atacada por otro conductor
suicida con un camión cargado con 900 kilos de explosivos, matando a 63
personas, 17 de las cuales eran estadounidenses, la mayoría personal de
la Embajada de los Estados Unidos y 12 visitantes. Ha sido el ataque más
mortífero contra una misión diplomática estadounidense hasta el
momento, y marcó el inicio de los ataques contra los Estados Unidos por
parte de grupos islamistas.
Los militares
estadounidenses y franceses se encontraban en el Líbano como parte de
una fuerza multinacional después de que la OLP saliera del Líbano tras
la invasión israelí de 1982, con el pretexto de crear una zona de
seguridad de 40 kilómetros entre la OLP y la fuerzas sirias en el Líbano
e Israel. La invasión israelí se realizó con el visto bueno de los
Estados Unidos, proporcionando ayuda militar a Israel en forma de armas y
material.
El Coronel Timothy J.
Geraghty, Comandante de la 24ª Unidad Anfibia de la Marina de los
Estados Unidos (MAU), como fuerzas de paz desplegadas en Beirut dijo que
el ataque contra los cuarteles estadounidense y francés se produjo
principalmente debido “a lo que éramos y representábamos… Hay que
decir que los Estados Unidos proporcionó apoyo directo con el bombardeo
desde los barcos ( con un total de 360 tandas entre las 10 de la mañana y
las 3 de la tarde) al ejército libanés que se encontraba en un pueblo
de montaña llamado Suq al-Garb el 19 de septiembre, y los franceses
llevaron a cabo un bombardeo el 23 de septiembre en el valle de Bekaa.
Este apoyo estadounidense alejaba cualquier duda sobre nuestra falta de
neutralidad, y ya presentía que íbamos a pagan en sangre esta decisión”.
Algunas de las
circunstancias ocurridas en el Líbano en 1983 y las de ahora, treinta
años después, tienen connotaciones muy parecidas. Las Agencias de
Inteligencia estadounidenses sabían de los posibles problemas, pero no
informaron con suficiente tiempo antes de llevar a cabo aquellas
acciones. El Presidente Obama ha dicho que los Estados Unidos han
interceptado señales que indican que el Gobierno sirio está preparando
un ataque, pero no advirtió al Gobierno sirio de que sabíamos lo que
estaban preparando, y tampoco advirtió a los civiles de que un ataque
químico era inminente.
Treinta años antes, el 26 de septiembre de 1983, “la
Agencia de Seguridad Nacional (NSA) interceptó un mensaje diplomático
iraní enviado por la Agencia de Inteligencia de Irán a su embajador Ali
Akbar Mohtashemi, en Damasco: tomar medidas urgentes contra los infantes
de marina estadounidenses”. El
contenido de ese mensaje interceptado no fue comunicado a los infantes
de marino hasta un mes después, tres días después del atentado”.
Geraghty escribió 30 años después: “Los
ataques suicidas fueron coordinados, planificados, organizados y
financiados por Irán y por Siria, usando la influencia de los chiítas,
logrando su objetivo estratégico: la retirada de la fuerza multinacional
del Líbano y un cambio muy importante en la política nacional de
Estados Unidos… Aquellos ataques sincronizados mataron a 299 soldados
estadounidenses y franceses, y decenas de ellos resultaron heridos.
Aquella operación fue llevada a cabo por dos terroristas suicidas”.
“ ¿Qué es lo que pretendemos lograr?
“, dijo un alto oficial que abandonó la planificación operativa en
Oriente Medio, una preocupación que dijo era compartida por otros cargos
militares en activo. “No sé de qué se trata. Decimos que no lo
hacemos para cambiar de Régimen. Si se trata de un castigo, hay otras
formas de hacerlo”. Este ex oficial de alto rango dijo que los que dando la voz de alarma por los riesgos que esta operación supone, “no están siendo escuchados…”
Carta de ex cargos del
Gobierno de los Estados Unidos instan al Presidente del Estado Mayor
Conjunto, General Dempsey, a que no obedezca la orden ilegal de atacar
Siria
Abogados de la
Administración de Obama de los Departamentos de Justicia y de Estado
están redactando los dictados legales que brindarían protección legal a
cualquier acción del Presidente en Siria, y las responsabilidades
constitucionales en que pudieran incurrir los mandos del Ejército.
El 31 de agosto de 2013, 13
ex cargos del Gobierno de los Estados Unidos, incluyendo a Dan Ellsberg,
el analista de la CIA ya retirado Ray McGovern y militares ya retirados
como el Coronel Larry Wilkerson, exjefe de personal del Secretario de
Estado Collin Powell, escribieron una carta abierta dirigida al general
Martin Dempsey, jefe del estado Mayor Conjunto, para pedirle que no
aceptara una orden ilegal para atacar Siria.
“Nos dirigimos a lo por
usted indicado en su carta del 19 de julio al senador Carl Levin sobre
Siria, que una decisión de utilizar la fuerza no se puede tomar a la
ligera. Es nada menos que un acto de guerra. Parece ser que el
Presidente puede declarar una guerra sin la autorización del Congreso.
Como
los miembros de la inteligencia y los militares han jurado solemnemente
apoyar y defender la Constitución de los Estados Unidos, nos hacemos
conscientes de que es un deber no obedecer una orden
ilegal. Si tal orden se le diese, sería muy honroso por su parte no
aceptarla, en lugar de convertirse en cómplice”.
Ann
Wright estuvo durante 29 años en el Ejército de los Estados Unidos. Se
retiró como Coronel y diplomática estadounidense, cargo del que dimitió
en marzo de 2003, en protesta por la guerra de Irak. Ha prestado sus
servicios en Nicaragua,, Granada, Somalia, Uzbekistán, Kirguistán,
Sierra Leona, Micronesia y Mongolia. En diciembre de 2001 formaba parte
de un pequeño equipo que reabrió la Embajada de Estados Unidos en Kabul,
Afganistán. Es coautora del libro “Dissent: Voices of Conscience”. ( http://www.voicesofconscience.com “
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