Impulsores genéticos: cómo favorecen la agricultura industrial y amenazan a la soberanía alimentaria
El problema
Después
de más de 20 años de controversia sobre los cultivos transgénicos y el
cada vez más contundente rechazo de los consumidores, ahora la industria
biotecnológica contempla una nueva estrategia: diseñar y desarrollar
nuevas modificaciones genéticas invasivas para controlar insectos,
hierbas y crear nuevos monopolios. Su plan consiste en utilizar lo que
se denomina “impulsores genéticos” cuyo objetivo es habilitar organismos
que diseminen automáticamente sus genes diseñados en hábitats y
ecosistemas completos. Estos organismos podrían –se afirma– extinguir
algunas de las principales pestes agrícolas, reducir la necesidad de
plaguicidas y acelerar los programas de obtención de nuevas variedades
de ganado.
Según algunos de sus promotores, los impulsores genéticos podrían incluso ser compatibles con organismos no transgénicos y con la agricultura orgánica.
Los riesgos
La posibilidad de crear organismos invasivos capaces de esparcir genes de diseño en campo abierto, reedita uno de los peores escenarios imaginados con organismos transgénicos y lo convierte en una estrategia industrial deliberada. Mientras que la primera generación de transgénicos esparció sus genes principalmente por accidente, los organismos con impulsores genéticos tienen por objetivo alterar el genoma de las poblaciones silvestres en el mundo real. Su propagación sería deliberada. Los científicos detrás de los impulsores genéticos apenas comenzaron a preguntarse qué pasaría si los genes no se comportan como sus modelos predicen. ¿Qué pasaría si, por ejemplo, genes dirigidos a producir esterilidad femenina –que han demostrado poder eliminar poblaciones de mosquitos en laboratorio–, se transfirieran a especies que polinizan nuestros cultivos o son fuente de alimento para aves, reptiles e incluso humanos? ¿Qué pasaría si genes benéficos se desactivaran o si la alteración genética modificara los patrones o incrementara la incidencia de enfermedades?
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https://www.alainet.org/es/articulo/198156
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