Imagínense un campo de concentración con dos millones de personas, sin posibilidad de salir. Piensen en unos carceleros que entre otros objetivos estudian el comportamiento humano en situaciones al límite y para ello recurren al uso cotidiano del terror, la tortura y aislamientos durante un largo periodo de tiempo; privación de alimentos y medicamentos; derruir las viviendas (teniendo en cuenta que el ser humano es madriguera), destruir el resultado de su durísimo trabajo (aplicando una ‘Ecocidia’ sistemática y arrancando unos 2.000.000 de árboles frutales después de golpear y asesinar a decenas de mujeres y hombres campesinos); impedir que reciban agua y luz suficientes, que trabajen, que tengan ocio, que se relajen sometiéndoles a diferentes grados de estrés; lanzarles toneladas de bombas, misiles y sustancias químicas como el fósforo blanco, no sólo para eliminar la población sobrante del campo, sino también para analizar el estado de shock y el complejo sentimiento de dolor y sufrimiento de los supervivientes al ver con impotencia el cuerpo destrozado de sus hijos, de sus seres queridos delante de sus ojos.
A estos experimentos iniciados hace 10 años en Gaza, como en un macabro Reality Show, los israelíes han añadido uno nueva prueba: simular la Edad de Piedra, cortándoles las horas de electricidad de 7 a 2,5 horas al día, para ver cómo conservarán los bancos de sangre o como se mantendrán con vida los recién nacidos en las incubadoras, los enfermos de cáncer o los pacientes en diálisis; cómo aguantarán el calor asfixiantes de este verano sin ventiladores o conservarán los alimentos sin nevera, o cómo depurarán el agua para lavarse, cocinar, regar sus cultivos, etc.
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http://blogs.publico.es/puntoyseguido/4110/realiza-israel-un-nuevo-experimento-con-seres-humanos-en-gaza/
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