Alternativas
a la crisis y soberanía alimentaria[i]
La crisis aparece
hoy como una crisis financiera que
acapara todo el espacio mediático. Sin embargo, estamos padeciendo una
crisis sistémica. Para pensar en una alternativa es necesario analizar sus múltiples
aristas (ecológicas, alimentarias, económicas, sociales, financieras ,
políticas, de los cuidados, democráticas ....) y sus interrelaciones.
La sobrevaloración de los aspectos financieros de la
crisis, colocándolos como los aspectos dominantes, sino exclusivos, los sitúa como el punto del que debiera partir su
solución. Así, en Europa, situados los temas financieros en el centro de la
crisis y habiendo cedido el papel de un verdadero banco público europeo a un
cartel de la gran banca privada, estamos asistiendo a un proceso de
vampirización de recursos financieros de las clases populares y de los
servicios del estado de bienestar a favor de la gran banca. Sus hombres,
vestidos de negro o de tecnócratas, se
han situado en los puestos claves de decisión
en un proceso de deterioro democrático sin precedentes.
La gravedad de este ataque ha hecho que las medidas
defensivas, en especial contra los recortes
y las leyes regresivas, hayan ocupado el centro de las movilizaciones
sociales. Sin embargo, para plantear alternativas a la crisis hace falta ir más
allá de las luchas defensivas. Por importante que sea defender conquistas y
derechos sociales que nos están siendo arrebatados, la solución de la crisis no
se puede dar volviendo a la situación anterior. Situación que ha estado en su
origen.
Cada vez somos más los convencidos de que
no se podrá salir de la crisis con las mismas ideas que nos han llevado a ella.
Nuevos paradigmas son necesarios. Los movimientos sociales de todo el mundo
están avanzando elementos básicos para construir otro mundo más justo, con más
armonía entre los humanos y de estos con la naturaleza. Otro mundo que ha de incluir alternativas a todas las aristas que ha
mostrado la crisis actual
Sin
agricultura no hay futuro
Cuando
la finaciarización de la economía ha hecho que por cada euro que guarda
relación con algo tangible hay decenas de euros que son pura especulación
financiera; volver a una economía “real”, a una economía productiva, parece
algo sensato incluso para muchos economistas.
Sin
embargo, cuando los economistas miran la actual crisis económica y sus salidas
solo ven los flujos monetarios.
Pero las raíces ecológicas y energéticas de la actual crisis
requieren ir más allá y analizar los flujos de materia y energía que hay debajo
de esta economía Si analizamos lo que clásicamente se llama economía real,
economía productiva, desde el punto de
vista de los flujos de materia y de energía, llegamos a la conclusión de que estamos ante una economía que no produce
nada nuevo. Lo que la economía monetaria llama creación de riqueza no es más
que la concentración y la redistribución de la riqueza que ha creado la
naturaleza y que nosotros extraemos. Si consideramos que nuestra biosfera es
finita, continuar en una economía extractivista es una postura suicida. Seguir
con este proceso, teniendo en cuenta la segunda ley de la termodinámica, nos acerca cada vez más a lo que algunos
autores han llamado la “sopa entrópica “[ii].
Una
economía realmente productiva debe entender a esta como un subsistema dentro de un sistema
más amplio: la biosfera. Sus límites deben ser los de una economía que
realmente quiera ser sostenible. Sus leyes deben ser respetadas y potenciadas
por una economía que quiera ser productiva Visto así, el proceso fundamental que permite
que la única fuente de energía inagotable, el Sol, se transforme en formas utilizables por la humanidad es el proceso de
fotosíntesis. La fundamental actividad humana que utiliza este proceso para
satisfacer sus necesidades es la agricultura. Por ello, la agricultura ha de
volver a tomar un papel central en la actividad económica.
Que la
agricultura recupere un protagonismo en la economía solo depende del ritmo con
que se acaben los precios baratos de la energía y la materia no renovable. Y
esto en algunos casos, como los combustibles fósiles, ya ha empezado. Ante esta
situación especuladores y grandes
multinacionales se aprestan a adecuar su insaciabilidad al nuevo papel que la
agricultura está llamada a jugar La
especulación con los alimentos, el acaparamiento de tierras en el sur del
planeta, los agrocombustibles, la llamada economía verde y los intentos de
privatización de la biomasa ….son diferentes formas de trasladar lo peor del actual
modelo de concentración de la riqueza
y destrucción de la naturaleza a la agricultura y a la alimentación Su camino
es continuar y profundizar en una agricultura industrializada que se ha
mostrado socialmente injusta y ecológicamente insostenible.
Si
pensamos que la biomímesis[iii]
(imitar la naturaleza a la hora de reconstruir los sistemas productivos humanos
, con el fin de hacerlos compatibles con la biósfera) es una estrategia necesaria
para la sostenibilidad. En el caso de la
agricultura, que está trabajando en relación a aspectos esenciales de la
reproducción de los ecosistemas, esta
estrategia es totalmente imprescindible para garantizar el futuro. Por
ello no me parece exagerado pensar que si el nuevo protagonismo que la
agricultura esta llamada a jugar se hace profundizando el actual modelo agroindustrial
no solo se profundizará el
sufrimiento de millones de personas sino que se dará un nuevo paso, quizás el
último, hacia el abismo de la insostenibilidad.
Pero si
esta situación de crisis genera un gravísimo riesgo, también, puede ser una oportunidad. Si el
actual modelo agrícola y de alimentación es causa de los problemas, otro tipo
de agricultura debería ser parte de la
solución.
El derecho a la alimentación parte del buen vivir
La actual crisis está mostrando
los límites ecológicos y la
injusticia social del desarrollismo ilimitado y del crecimiento
del PIB como objetivo último de la economía. Se hace necesario un nuevo paradigma. Llámese el Buen Vivir - Sumak Kawsay- ,como consta
en la Constitución Ecuatoriana, o llámese
economía al servicio de las personas, los diferentes movimientos
sociales están situando en el centro de los objetivos de la economía cubrir de forma
digna , equitativa y sostenible las necesidades de todas las personas. Si este
es el nuevo objetivo, hemos de convenir
que el derecho a una alimentación sana, suficiente y adecuada culturalmente
para todos, debe estar en el núcleo de
los objetivos de una nueva política económica. .
Y ello
adquiere una importancia mayor cuando el actual sistema agroalimentario se ha
mostrado incapaz de alimentar a la humanidad. Los últimos informes de la FAO
hablan de que mil millones de
personas pasan hambre en el mundo, A
ello hay que sumar que la cada vez peor alimentación de la población con poder
adquisitivo ha llevado a que la obesidad
sea hoy, según la Organización Mundial de la Salud, la principal enfermedad no
infecciosa a nivel mundial.
Haber
llegado a este punto debería ser razón suficiente para poner patas arriba las
doctrinas que han estado dominando la política agrícola internacional.[iv]
Sin embargo aquellos que han estado dirigiendo el actual y fracasado sistema
agroalimentario quieren volver a repetir aquello que, por muy desastroso que
sea, les proporciona inmensos beneficios.
Esta
ampliamente documentada la crítica al
paradigma agrario dominante caracterizado, entre otras cosas, por la
concentración y apropiación por parte de
unas pocas mutinacionales de la tierra,
el agua y las semillas expulsando
del campo y empobreciendo a millones de
campesinos ;por el monocultivo dependiente de insumos industriales y que genera
externalidades fuertemente negativas para el medioambiente; por la
vocación exportadora dirigida a los mercados mundiales solventes , destrozando
los mercados locales y ofertando una alimentación de ínfima calidad. (
Montagut & Dogliotti 2008; Patel 2008)
A
pesar de su fracaso se repiten los
cantos de sirena de la agricultura industrial y productivista como la única
capaz de alimentar a la humanidad Resulta por ello muy pertinente, reivindicar el
trabajo de Miguel Altieri y otros que muestran la potencialidad para
alimentarnos del modelo de producción
campesino y su capacidad de producir suficientes alimentos de forma eficiente y
respetuosa con el medio ambiente.(Altieri 2006) Potencialidad que se convierte,
para Altieri, en el pilar fundamental a
partir del cual organizar la agenda política y la lucha de los movimientos
sociales campesinos e indígenas.
La
importancia social de la agricultura campesina va más allá de su viabilidad
para proporcionar alimentos suficientes a toda la población. Paradójicamente la
política agraria industrialista y el Neoliberalismo han hecho que la mayoría de
los hambrientos sean agricultores arruinados y que en los sectores rurales
(mayoritarios en los países empobrecidos ) se encuentren los niveles de pobreza
más elevados. Es por ello que una política centrada en recuperar la agricultura
campesina se convierte en un potente instrumento de lucha contra la pobreza y
para la subsistencia de millones de campesinos. Además la producción campesina
constituye un modo de vida ligado intrínsecamente a las diferentes culturas,
incluyendo las originarias, que de formas diversas recogen sabidurías
milenarias constituyendo un modo de vida capaz de gestionar de forma armónica
el territorio y con ello las fuentes de vida: agua, tierra y biodiversidad.
Enfrentado la
crisis ecológica
A la vez que estamos hablando de que la agricultura campesina y la
agroecología es capaz de alimentar el planeta
de forma sana y suficiente, también la estrategia de soberanía alimentaría
es imprescindible para enfrentar la
crisis ecológica. Al apostar por un modelo de producción agroecologico, se esta
planteando desde su misma definición trabajar respetando los ciclos naturales y
haciendo de la conservación y enriquecimiento de los bienes comunes ( tierra ,
agua), de la biodiversidad y del conjunto de los
ecosistemas el elemento vertebrador de sus practicas agrícolas La pequeña producción campesina
agroecologica vuelve a los balances
energéticos lógicos en que las calorías invertidas en producir alimentos son
menores que las que nos proporcionan dichos alimentos , acabando con la
barbaridad energética que supone la agricultura industrial que, para producir
determinados alimentos, se requiere mas calorías que las que se producen [1]
A ello hay que añadir la lógica de
ahorro energético y de materiales que
significan los circuitos cortos que
propugna la Sba con lo que implica de reducción
de transportes, de embalajes innecesarios y de alimentos desperdiciados . El
balance energético y de materiales del conjunto
es claramente más favorable.
Diversos estudios han mostrado el
papel clave de la propuesta agroecologica y campesina para enfriar el planeta y
parar el cambio climático(GRAIN 2011) De la misma manera que se ha demostrado ampliamente que la
agroeecologia y la pequeña agricultura campesina mejora la resiléncia frente el cambio climático. (Altieri & Nicholls
2008)
En un terreno mas cercano para los que vivimos en grandes conurbanizaciones
mediterráneas, el tema de la agricultura periurbana tiene mucho que ver con
recuperar unas ciudades habitables y en armonía con los ecosistemas en los que
se asientan. La defensa que hemos desarrollado estos meses del Parc Agrari del Baix Llobregat, amenazado por el proyecto especulativo de Eurovegas, han puesto sobre el tapete que los espacios agrarios de carácter periurbano, su
mantenimiento y desarrollo desde una práctica agroecológica son
centrales para la interconexión
de distintos tipos de territorios y sus ecosistemas ( en ese caso el río Llobregat,
la Plana que ha creado durante millones de años, las montañas del Garraf y
Collserola, la costa,...) y así mantener la matriz ecológica que permite la
conservación equilibrada de los ecosistemas, de sus elementos y biodiversidad . Resulta pues que un
desarrollo equilibrado de la agricultura agroecologica es imprescindible si
queremos ciudades que vuelvan a reconciliarse con el territorio, con su
ecosistema . Un desarrollo más detenido se puede encontrar en los trabajos de
E. Tello y su equipo de investigación de la Universitat de Barcelona. ( Tello
2008)
Volviendo
al pensamiento global es indiscutible que el actual nivel de consumo de
materias y energía es insostenible. Desde este punto de vista un decrecimiento
de dichos consumos es inevitable. Se puede desarrollar al servicio de una
minoría aumentando la exclusión y la
miseria de la inmensa mayoría o de forma equitativa para que permita un buen
vivir generalizado. Dentro d esta visión de un decrecimiento controlado
democraticamente incluso en aquellos
lugares en donde ha de ser mas marcada la diminución del consumo de materia y
energía, los que abogan por dicho decrecimiento como Erik Assadourian, del Worldwatch Institute
plantean que, incluso en países como Estados Unidos, donde la economía tiene que
decrecer de modo significativo, ciertos sectores, como el de la energía
renovable y la agricultura sostenible, todavía deberían aumentar.
Defendiendo el desarrollo local
Ante
la globalización neoliberal que somete
toda la actividad económica a un mercado mundial desregulado donde un pequeño
grupo de empresas marcan el que, el como y el para quien se ha producir , múltiples
economistas y movimientos sociales plantean que una economía al servicio de las
personas ha de partir y tener su centro en lo local, ha de re-localizarse . Focus on the Global South , es una de las organizaciones más
significativas que está levantando la bandera de la desglobalización como parte
de otra economía. Según Focus on the Global South la desglobalización significa
participar en la economía internacional de una forma capaz de fortalecer las
economías locales en lugar de destruirlas”.( Bello 2011) Walden Bello , su director, sostiene la
importante concordancia que su visión tiene con la Sba : “Los campesinos y pequeños agricultores son
resistentes, y en esta época de crisis
global ofrecen una visión de la autonomía , la diversidad y la cooperación que bien podrían ser los
elementos claves de una muy necesaria
reorganización económica y social “ A lo que añade: “otro punto esencial que
comparten los paradigmas de la sba y la
desglobalizacion es la convicción que la generalización en una formula que sirva para todos , como el neoliberalismo
o el socialismo centralizado, ha sido disfuncional y desestabilizador. En lugar
de ello se debería esperar y impulsar una diversidad como la que ofrece la
naturaleza. Esto no significa que no haya principios compartidos en economía
alternativa (…) Sin embargo como deben articularse concretamente estos
principios dependerá de los ritmos y decisiones estratégicas de cada sociedad.”
La orientación primordialmente al mercado local que defiende la soberania
alimentaria no solo nos autonomiza delante de los mecanismo del mercado
internacional ( es decir la reglas marcadas por la multinacionales que lo
dominan ) sino que también juega un importante papel en la creación local de
riqueza. Es toda la economía local la
que sale beneficiada si el dinero se queda en la comunidad. En este sentido
resulta sugerente la reflexión de Eric
Holtz-Gimenez coordinador de Food
Firts : “ …., en los barrios pobres hay
desiertos alimenticios, pero sin embargo en estos desiertos alimenticios la
gente, aunque pobre, compra comida. En Ockland, una ciudad con barrios muy
pobres, se estima que 35 millones de dólares son gastados anualmente en la
compra de comida fuera de la misma ciudad, o sea que la gente viaja fuera de su
área para comprar alimentos. Por lo tanto, hay una oportunidad para producir y
vender localmente y que esta plata se quede en la comunidad “ (Montagut &
Vivas 2009). Este dinero quedándose en la comunidad crearía empleo, generaría
impuestos, en definitiva generaría vida
económica que repercutiría en la propia
comunidad
En el caso de Catalunya y del conjunto del Estado Español una reflexión en profundidad del impacto
desigual de la crisis en este territorio debe entenderse como resultado de su
distinta estructura, de su posición en la economía global. En este sentido autores
que se han preocupado de estos aspectos estructurales de nuestra economía subrayan
que “una de las cuestiones que es
básica para explicar nuestra situación diferencial es que la economía española genera sistemáticamente
un déficit comercial resultado de nuestra particular estructura productiva y
nuestro particular modelo de consumo” y que “Alterar está situación exige tomar muchas
medidas y hacer frente a las resistencias de los beneficiarios de la situación
actual. Pero precisamente por tratarse de una cuestión de largo recorrido exige
tener claras algunas de las líneas de actuación. Una, obvia es una política
energética que no sólo promueva el desarrollo de energías renovables sino que
reorganice la vida social (transporte, urbanismo etc.) en términos de reducción
del consumo. Otra, la reorganización de
actividades que promuevan circuitos más cortos de producción-consumo, por
ejemplo en el sector alimentario, Otra obvia, de desarrollo tecnológico y
profesional También una política de austeridad de otro tipo, orientada a
reducir las importaciones de bienes de lujo y los consumos suntuarios que
tienen efectos dañinos en términos sociales, ecológicos y macroeconómicos, algo
que debe ir necesariamente acompañado de políticas “culturales” que lo hagan
entendible y aceptable. Y cómo no, una política exterior orientada a cambiar el
modelo actual de integración europea. Estos deberían ser los elementos
prioritarios de las políticas anticrisis. “ (Recio 2012)
Dentro de esta visión estratégica delante de la crisis, son múltiples los
estudios que demuestran como la agricultura agroecologica puede ser un “yacimiento de empleo”
En un reciente estudio realizado por COAG y CCOO en la provincia de Málaga calculaban que solo sustituyendo
por productos locales los productos alimentarios importados se crearían 11430
puestos de trabajo directos a los que habría que sumar los puestos de trabajo
indirectos que de ellos se derivarían . El estudio, como los propios autores
constatan está hecho con los modelos productivos convencionales pero si se
hiciese “transitando a las prácticas agroecológicas y sistemas de comercialización por canales
cortos, como defiende la Soberanía Alimentaria, el número de personas incorporadas
a la agricultura se multiplicaría aproximadamente por diez”[v] . El crecimiento espectacular de
la demanda de terreno periurbano para empezar prodcuiones agrícolas por parte
de jóvenes en paro demuestra que sin
esperar a a los grandes cambios lagunos ya están empezando el camino del
autoempleo.
Una vida que merezca la pena ser vivida
La economía
feminista pone en el centro y como
objetivo el “hacer sostenible una vida que merezca la pena ser vivida “.
Múltiples son las complementariedades que
podemos encontrar entre esta visión y la soberanía alimentaria:
Así, en
el terreno de los objetivos, al poner en el centro las necesidades de la vida;
la alimentación sana para tod@s recobra en la economía
la importancia que tiene para nuestra vida. Si para la crematística la
agricultura es un sector secundario, para la vida es un sector básico De la misma manera, mientras para la economía tradicional el problema
mundial de la alimentación se reduce a poner en el mercado alimentos
suficientes; para una economía centrada en la vida el problema es hacer
los alimentos de calidad accesibles para tod@s,
tal como defiende la Soberanía alimentaria. También en
el tema de la calidad la crítica
a la economía convencional es común a ambas visiones. En el modelo agroindustrial la calidad alimentaria es
reducida a que las mercancías
puestas a la venta sean comestibles sin
provocar enfermedades que se puedan atribuir directamente a dicho alimento. La
alternativa para una economia que se
centre en la vida, es ver la salud como
un tema global del conjunto de la
alimentación, de sus
equilibrios y de como los alimentos son producidos, elaborados, distribuidos ,
cocinados y utilizados en nuestra comidas .Esta visión es coherente con la visión
de los alimentos y la salud que incorpora la Sba
En
conclusión el cambio de objetivo de la economía que plantea la economía
feminista, -en la misma línea del buen vivir y formulas similares que plantean
otras visones críticas de la economía
convencional - encaja perfectamente con la visión que tiene la Soberanía
Alimentaria de la alimentación como
parte de la vida y no como mercancía.
El símil
que utiliza la economía feminista y la economía ecológica del iceberg en donde la parte visible es solo
una pequeña parte ( la parte monetaria ) y están ocultos los ecosistemas y una
parte sustancial de los trabajos
especialmente los dedicados a cuidar la vida y su reproducción es totalmente aplicable a la alimentación enfocada
desde el punto de vista de la Sba
En
efecto detrás de nuestra alimentación hay unos ecosistemas que están en la base
de la producción de alimentos , unos trabajos no valorizados en la producción
de subsistencia y en parte de la producción mercantilizada ( no olvidemos
que las
mujeres alimentan el mundo ) , en la comercialización , elaboración y conservación de los alimentos, y en su propio consumo Entendiendo el consumo en
toda su acepción de utilización de recursos para satisfacer nuestras
necesidades y no como compra de mercancías Esta visión, digamos integral de la
alimentación, incluyendo la naturaleza y todos los trabajos se proyecta en
varios terrenos:
Así la economía
feminista critica la visión de productividad propia de una economía
mercantilizada dominada por la lógica del máximo beneficio , aplicada a muchos
aspectos imprescindibles de la vida (¿
seremos mas productivos por dedicar menos tiempo a pasear con nuestros mayores
y /o hacerlo mas rápido?, ¿por jugar menos o más rápido con nuestros hijos ?
¿por hacer más partidas por hora? )
La Soberanía
alimentaria critica la visión de la producción de alimentos solo desde el punto
de vista productivista: número de mercancías
por hora de trabajo, número de mercancías
por hectárea y contrapone la capacidad del trabajo y la tierra de
alimentar de forma sana y enriquecerse en el proceso como el principal valor.
Si
vemos una granja solo desde el punto de vista de los ingresos monetarios concluiríamos
que muchas explotaciones familiares no
son viables. Sin embargo para sus habitantes,
para su vida si lo son . Viven en ellas, con ellas y gracias a ellas. Están dispuestos a luchar por
defender-las , conservarlas i
legarlas a les generaciones
futuras. La economía convencional no explica una vida en que lo importante es el uso que se hace de las
cosas que, en muchos casos, no es, ni
puede ser, reducida a un precio .
Consumir más o consumir de otra manera?
Ver la vida en su conjunto y la alimentación
sana y suficiente como parte de ella nos
lleva a una visión más amplia del
consumo que , como hemos apuntado anteriormente, podríamos definir como la utilización
de bienes y servicios para satisfacer nuestras necesidades. Recuperar el valor
de uso, desde el punto de vista de la vida,
de los bienes y servicios que utilizamos permite ver todo el proceso de consumo en toda
su complejidad con toda la relación con la naturaleza y todos los trabajos que lleva asociado.
Así una
visión amplia del consumo no permite desvelar como el reduccionismo del consumo
a la simple compra de mercancías, según el concepto de la economía convencional
, anula e invisibiliza el conjunto de
relaciones con el ecosistema que establecemos en nuestro metabolismo alimentario y anula e
invisibiliza, también, todas las
relaciones sociales que genera ,
incluyendo todos los tipos de trabajo
que hay en nuestro consumo, especialmente aquellos que no son valorados en
dinero.
Nuestra
alimentación incluye utilización/consumo
de bienes y servicios en todos los momentos que van desde el campo hasta
nuestro plato e incluso cuando hemos acabado de comer. Existen elecciones que determinan la utilización que hacemos de bienes y servicios
y las relaciones que reforzamos y/o creamos en todos los eslabones del proceso: en
la producción de los alimentos ( sea comercial o autoproducción , sea rural o
urbana ), en como se conservan, en como se elaboran , en como se cocinan y como se consumen e, incluso,
en que residuos generan
El
consumo entendido en la compra del de mercancias nos esconde sus efectos en la
naturaleza y las interdependencias con
las otras personas. Con ello se nos
impide una actitud moral sobre el consumo, se nos impide de raíz el llevar a cabo
un consumo responsable, un consumo
critico que incluya las consideraciones ecológicas y sociales.
Cuando las necesidades de incrementar beneficios
permanentemente lleva a forzar al máximo el consumo de mercancías , Cuando la nueva
religión de la humanidad : el incremento constante del Producto Interior Bruto,
plantea la necesidad de colocar mas i mas mercancías , el resultado esta a a la
vista . El sobreconsumo con el
consiguiente deterioro de la naturaleza. Pero este sistema está mostrando que
no podía crecer indefinidamente ni desde el punto de vista de la economía ni desde el punto de vista de la naturaleza.
Otro
consumo que signifique menos utilización de materias y energía y mejor calidad
de vida se hace del todo imprescindible. Para ello habrá que reconstruir una cultura
del consumo social y ecológicamente responsable que ha sido destruida. En el
terreno de la alimentación es un espacio
central en el que se hace urgente y
posible avanzar en otro modelo de consumo. De hecho el proceso social ya ha
empezado, los circuitos cortos que defiende la Soberanía alimentaria en todas
sus acepciones, cooperativas , grupos de consumo, estructuras de apoyo al
campesino, mecanismos de venta directa,… están creciendo vertiginosamente a
pesar d elas trabas que les pone el sistema dominante. Junto ello se están recuperando los saberes y los
sabores que se habían ido
construyendo a lo largo de siglos y que
están en peligro de extinguirse
sustituidos por unos estándares creados por los intereses del agronegocio. Así, asistimos a una recuperación de la cultura de semillas i saberes campesinas, de
la cultura de elaboración , conservación
y cocina de alimentos adecuados a
cada ecosistema. Culturas que partían de un profundo conocimiento de los
ecosistemas, de los alimentos y de los cuidados de nuestros cuerpos en el
terreno alimentario.
Como
las personas y la naturaleza se resisten a ser reducidas a simples
mercancías hay una creciente
exigencia ciudadana a introducir
la moral en el consumo. La agroindustria coge aspectos de estas inquietudes y
las transforma en aspectos que añadir a sus mercancías para entrar en nuevos
nichos de mercado. Los sello bio que reducen la ecología y las complejidades de
la producción agroecológica a unas características
de los productos y de las sustancia que se han utilizado en su elaboración, los
sellos de comercio justo que reducen la justicia a un sobreprecio en origen,
los productos locales en que solo se mira los quilómetros recorrido por el
producto final... son distintos sucedáneos para transformar nuestras
inquietudes en nuevas formas de negocio
Reintroducir
un consumo responsable que nos permita controlar nuestra alimentación según criterios
de justicia social y ambiental requiere plantearlo de forma global, analizando
todos las interrelaciones ecológicas y sociales implicadas, buscando respetar
los ciclos de la naturaleza, la retribución
justa de l@s que participan en la parte monetaria del proceso y una distribución
equitativa de todos los trabajos y tiempos implicados. Ello será una componente esencial de una
alternativa a la crisis que requiere de la voluntad de l@s ciudadan@s y de
cambios de estructuras que lo hagan posible.
Repartir el trabajo, si, pero todo
Como
hemos dicho anteriormente, el consumo responsable que contiene la concepción de la soberania
alimentaria plantea volver a reconstruir la relación entre los consumidores i l@s productores de alimentos revalorizando el trabajo de
est@s i defendiendo una remuneración justa . Esta recuperación de las relaciones
y trabajos que hay detrás de nuestro consumo debería incluir la visualización y
reconocimiento de todo el trabajo no monetario que hay hasta que consumimos los
alimentos Y al hablar de alimentación y entender el consumo como la utilización
de bienes y servicios para satisfacer nuestra necesidades, entramos de lleno en
los trabajos domésticos hoy mayoritariamente
Asi cundo hablamos de justicia en el trabajo no nos podemos limitar a defender una retribución
justa de los trabajos remunerados sino que debemos plantear una distribución equitativa, entre
hombres y mujeres, de los trabajos y los tiempos no remunerados.
Entramos
de lleno en la visión de los tiempos que nos propone la economía feminista,
valorando el conjunto de actividades humanas productivas y reproductivas.
La
visualización y valoración de todo el trabajo humano que nos permite
alimentarnos es un primer paso, El feminismo nos propone que,
desde el mismo inicio, se plantee una distribución justa y equilibrada de los
trabajos y los tiempos.
Viendo
así el trabajo en su conjunto, la soberanía alimentaria que incluye un
reconocimiento y valorización del trabajo de elaboración y conservación de los
alimentos, como un trabajo hoy realizado en la esfera domestica, debe incluir
en sus consideraciones que este es un trabajo fundamentalmente realizado por
mujeres, y que siendo imprescindible para la sostenibilidad de la vida, no
tiene ningún reconocimiento social. Este reconocimiento y valorización, parejo
al de otros trabajos de cuidados abre un nuevo camino para abordar, desde un
punto de vista global de todos los trabajos necesarios para sostener la
vida, el problema del paro y
redistribuir todos los trabajos de una forma equitativa. Un reto sobre el que
hemos avanzado muy poco pero que será imprescindible si no queremos que siga
adelante la brutal redistribución del trabajo que la actual crisis esta produciendo concentrando
el trabajo remunerado en unos pocos a los que cada vez se sobreexplota mas mientras
se niega a una parte sustancial de la población y volviendo a relegar al
trabajo subvalorado del ámbito domestico , mayoritariamente realizado por las mujeres, las necesidades sociales de
los cuidados.
Recuperar el control sobre nuestras vidas
Los
mercados, es decir las multinacionales, en su afán de poner la economía a su
servicio no les ha bastado en reducir la
democracia a un sistema partidista domesticado según sus intereses Con la crisis hemos asistido al secuestro
la voluntad democrática del 99%
para poder imponer los planes del 1% . En Grecia la simple amenaza de un referéndum llevó a derribar el gobierno poniendo en su lugar a supuestos tecnocratas
vinculados con los grandes grupos bancarios.
No es de extrañar, pues, que la resistencia a la salida neoliberal a la
crisis haya ido acompañada de una exigencia de democracia real ya.
Democratizar
las instituciones, democratizar la economía
es hoy un tema central para que la salida de la crisis no se haga al
servicio de los bancos y las multinacionales sino al servicio de las mayorías
sociales. Una autentica marea, un tsunami,
de exigencia democráticas se ha iniciado y quiere inundar todo lo que encuentra a su paso. La forma de
estado, las formas de democracia representativa , las relaciones entre los
pueblos,...sobre todo ello los ciudadanos quieren ejercer su soberanía. En esta epoca, en que las decsiones que
afectan a nuestras vidas son dictadas
por unos pocos especuladores, recuperar el control de nuestras vidas, nuestra soberanía, tiene
un componente esencial en recuperar el control de la economía. Así, recuperar la soberanía se
esta constituyendo en un objetivo central de la otra economía que queremos y ,
a la vez, en el camino para conseguirla.
Para un
catalán se hace difícil en estos momentos hablar de la importancia de recuperar
la soberanía sin reflexionar sobre la inmensa movilización social, que
incluyendo la manifestación más multitudinaria de nuestra historia, atraviesa nuestra sociedad
Para
los que hemos nacido y vivido la mayoría de nuestra vida en Catalunya y que
nuestro proceso de socialización se realizo bajo una dictadura catalanofóbica ,
es fácil entender el sentimiento de humillación del colectivo ( nacional) con
el que nos identificamos desde nuestra desde nuestros primeros pasos.
Precisamente porque es un sentimiento vital tiene una fuerza inmensa. Un pretendido racionalismo que busque negar los
sentimientos nacionales, es en el mejor de los casos una metodología capaz de prescindir de
fuerzas básicas en la historia, y en el peor una forma de no cuestionar los
nacionalismos dominantes realmente existentes. Pero de la misma forma que para
los que hemos mamado desde pequeños algún tipo de opresión identitaria es fácil
entender situaciones como la catalana , pues compartimos sentimientos similares
, para los que no hayan padecido estas situaciones es difícil entender dichos
sentimientos. Ello lo hemos comprobado múltiples veces dialogando con compañeros de lucha en esta situación .
La gran fuerza movilizadora que tiene los sentimientos colectivos es también su
gran debilidad. Los sentimientos no se explican ni se trasmiten con argumentos,
como máximo se pueden entender i respetar pero difícilmente participar de
ellos.
Por
ello manipulados desde el exclusivismo y la confrontación entre pueblos pueden
originar situaciones de opresión totalmente repulsivas. La voluntad españolizadora de nuestras
escuelas y nuestra infancia de todo un
ministro de educación o el tipo de “Catalunya/España” defendida por plataforma por Catalunya son
ejemplos de manipulación de sentimiento identitarios con formas parafascistas.
Una
alternativa democrática es esencial para resolver las necesidades identitarias de
los que nos sentimos catalanes y a la vez buscar un terreno de encuentro con
aquellos que tengan otros sentimientos identitarios. Aquí el derecho a decidir
, la recuperación de la soberanía para el ámbito para la inmensísima mayoría de
los que vivimos en Catalunya y que la
consideramos una nación ( seamos independentistas, confederalistas, federalistas
o autonomistas ); permite una solución democrática delante de sentimientos
distintos. Una solución que compartir que aparece como razonable y equitativa
sean cuales sean nuestros sentimientos identitarios.
Como
vemos la democracia y dentro de ella la recuperación del derecho a decidir, de
la soberanía, se sitúa en el centro de
una alternativa a la crisis económica pero también nacional y social .Los
diferentes terrenos en los que se expresa la voluntad democrática se refuerzan
mutuamente De hecho no es por casualidad
que el tsunami soberanista des del punto
de vista nacional que atraviesa
Catalunya se de el mismo año que asistimos a un nivel inmenso de manifestaciones , huelgas y todo tipo de acciones
reivindicando volver a controlar la economía ante el secuestro al que la tiene
sometida la troika.
La Soberanía alimentaria un
camino que ya ha empezado
Así
pues la cuestión democrática y la recuperación de la soberanía se sitúan en el
centro de la alternativa a la actual crisis sistémica que padecemos. Y si esta
recuperación del poder de decidir, de la soberanía, la extendemos a los
terrenos que son esenciales para una vida digna , hemos de convenir que la
alimentación es uno de ellos. Y lo es por la importancia que tiene para el cuidado
y la salud de nuestros cuerpos y de los territorios que los sustentan y de los
que forman parte , pero, también,
por su importancia en los tiempos que dedicamos a ello y las relaciones
económicas y sociales que se contienen en ellos.
La
buena noticia es que la lucha por la
soberanía alimentaria no solo ya ha empezado sino que tiene, ya, un recorrido
en el que millones de personas están participando y del que aprender y al que
sumarse el conjunto de movimientos emancipadores
Ser asumida por millones de campesinos agrupados en torno a la Via Campesina ha significado que alrededor suyo se desarrollase toda una estrategia de lucha. Reivindicaciones con una larga historia como la reforma agraria, cosmovisiones como las de los pueblos originarios, la defensa de las fuentes de vida (tierra, agua) y de la propia vida (biodiversidad ) han encontrado en el paradigma de la Soberanía Alimentaria su acomodo. Los viejos saberes campesinos y alimentarios enraizados en los diferentes ecosistemas, que los principios de la agroecologia recupera, dan coherencia teórica a un “modo de producción campesino” que es central en el concepto de Soberanía Alimentaria. El derecho universal a unos alimentos sanos, nutritivos y adecuados culturalmente, producidos de forma respetuosa con la naturaleza y permitiendo vivir dignamente a todos lo que participan en el proceso alimentario, marcan un objetivo a la lucha. Objetivo que se enfrenta al actual control del sistema alimentario por parte de un puñado de multinacionales guiadas por el objetivo de maximizar los beneficios, y le contrapone, como factor central de la estrategia, la recuperación del control de la alimentación por parte de productores y consumidores[vi]
Esta concepción de estrategia globalizante, poliédrica, de la Soberanía Alimentaria, que ha permitido hilvanar en torno de ella múltiples aspectos de la lucha campesina, explica que hoy sea la bandera unificadora de millones de campesinas y campesinos del sur y del norte, del este y del oeste, agrupados en torno a La Vía Campesina.
La incidencia de de este movimiento, que se puede considerar el más importante de la alterglobalización, es también significativa. ONG de desarrollo, ecologistas, feministas, consumidores, universidades y centros de investigación, y todo tipo de organizaciones ciudadanas han recogido, con mayor o menor profundidad, la exigencia de la Soberanía Alimentaria. Hoy no hay foro de los movimientos sociales que enfrentan al Neoliberalismo en donde no aparezca, con mayor o menor profundidad, la Soberanía Alimentaria.
La asunción del concepto de soberanía alimentaria por estos sectores, más allá del campesinado, ha añadido nuevos prismas desde los que desarrollar una estrategia de lucha por el derecho de la alimentación. A la tradicional lucha por conseguir alimentos saludables para todos que hoy adquiere de nuevo alarmantes proporciones incluso en las sociedades del norte , hay que añadir la conservación del medio natural, la capacidad de los consumidores a acceder y controlar una alimentación saludable , la recuperación de la sabiduría popular contenida en las tradiciones y culturas de los diferentes pueblos, la necesidad de un replanteamiento de los conceptos de consumo, elaboración y conservación de los alimentos dando cabida a una distribución equitativa entre mujeres y hombres de los trabajos y los tiempos implicados, la formas de construir y fortalecer economías locales en todas la facetas que llevan los alimentos desde el campo a nuestro plato , el análisis de como se devuelven a la naturaleza los restos del proceso alimentario de forma no contaminante y enriquecedora, ...son algunos de los múltiples aspectos que la estrategia de sba esta abordando tanto en el campo como en la ciudad. Todo ello hace que sea una estrategia en constante desarrollo no solo como estrategia de lucha campesina sino como estrategia para resolver una parte fundamental de nuestras vidas de forma que merezca ser vivida
Combina lo local y lo global
A un nivel más local se están desarrollando miles de experiencias productivas, miles de experiencias de comercialización y de consumo, que aparecen como espacios de resistencia y de supervivencia del modelo de agricultura campesina frente al avance del modelo agroindustrial. Miles de experiencias cuotidianas en donde la actitud individual se combina con las acciones colectivas, donde lo domestico se entrelaza con lo mercantil, donde el consumo se acerca y/o se combina directamente con lo productivo y con lo comercial. Todas ellas desarrollándose en todo tipo de sociedades y ecosistemas constituyen una impresionante base práctica de la estrategia de la Soberanía Alimentaria, demuestran la viabilidad de sus propuestas y son la semilla sin la cual los cambios más globales no podrían fructificar.
Más allá de dichas experiencias de resistencia, desde siempre, la estrategia de Soberanía Alimentaria ha planteado que un nuevo modelo productivo, una economía al servicio de las personas y un control por parte de la población de su alimentación no era posibles sin cambios estructurales. Y para conseguirlos las acciones de resistencia, las experiencias prácticas, debían combinarse con cambios en el ámbito de las políticas públicas.
Sin embargo pasar de las luchas de resistencia a la capacidad de incidir de forma propositiva, requería de una correlación de fuerzas que sólo después de importantes avances se empieza a conseguir en aquellos países y situaciones donde la lucha por la sba esta más avanzada .
La fuerza que había adquirido La Vía Campesina y sus aliados, y la crisis del modelo neoliberal, abrían, posibilidades de promover dichas políticas en algunos países de America Latina, Africa y Asia . Las Constituciones de Ecuador y Bolivia mostraba que las posibilidades existían y la necesidad de pugnar por aprovecharlas. Desde entonces, y agudizado por la crisis alimentaria del 2008, gobiernos locales, regionales y nacionales de diferentes partes del mundo han mostrado sensibilidad hacia las propuestas de la Soberanía Alimentaría. La misma Vía Campesina, en su V Conferencia realizada en el 2008 en Maputo, estableció una línea estratégica, a nivel internacional y en los diferentes estados, para promover políticas públicas de apoyo a la Soberanía Alimentaria aprovechando los nuevos espacios que estaban percibiendo que se abrían.
Sin duda donde estas sensibilidades y posibilidades se han mostrado mas claramente y donde se han conseguido avances más significativos en América Latina, y especialmente en los países pertenecientes al ALBA y a Petrocaribe. En el libro ¿Cambio de rumbo en las políticas agrarias Latinoamericanas? que coordine con Jordi Gascón se puede encontrar un análisis detallado (Gascón & Montagut 2010)
En los países del llamado norte, en donde el movimiento por la soberanía alimentaria y en general los movimientos sociales tenían una incidencia política muy debilitada, el secuestro de la política por una democracia plebiscitaria y recortada, hacia aún mas difícil cualquier incidencia política desde abajo. Sin embargo, los efectos de la crisis han hecho que la indignación salga de su aislamiento y aparezca, a través de la movilización cohesionando de forma activa a un sector social amplio capaz de incidir en la agenda política , social y comunicativa.
Con la irrupción de estos movimientos la acción política ha cambiado de parámetros. Se abre, así, un nuevo espacio para la política y la acción democrática Estamos en una situación nueva, que evoluciona rápidamente y cuyo futuro no es fácil de predecir. Lo que es seguro es que la política ha vuelto a la calle con una capacidad de incidencia que no tenía antes. Es una oportunidad para la soberanía alimentaria La exigencia de democracia real ha de incluir la democracia alimentaria. La relación entre movilización social radicalmente democrática y soberanía alimentaria, será, seguro, una relación fecunda .En nuestra lucha esta la esperanza de que así sea
Xavier Montagut Guix
5/01/2013
Referències bibliogràfiques
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food sovereignity” Monthly Review 61:102-113
Altieri, M. & Nicholls, C. (2008) "Los impactos del cambio climático sobre las comunidades
campesinas y de agricultores tradicionales y sus respuestas adaptativas"
Agroecología 3: 7-28
Bello, W. (2009) The Food Wars. London: Verso.
Gascón, J. & Montagut, X. (2010) ¿Cambio de rumbo
en las políticas agrarias latinoamericanas?: Estado, movimientos sociales
campesinos y soberanía alimentaria. Barcelona: Icaria.
GRAIN (2011) Alimentos y cambio climático: El eslabón
olvidado (Disponible en www.grain.org)
Lappé, F. M. et al (2005) Doce mitos sobre el hambre: Un enfoque esperanzado para la
agricultura y la alimentación del siglo XXI. Barcelona: Icaria.
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globalizados. Barcelona: Icaria.
Montagut, X. & Vivas, E. (2009) Del campo al
plato. Barcelona: Icaria
Naredo, J.M. (2006) Raíces
económicas del deterioro ecológico y social. Más allá de los dogmas,
Madrid: Siglo XXI.
Patel, R. (2008) Obesos y famélicos: El impacto de la
globalización en el sistema
alimentario mundial. Barcelona: Los Libros del Lince.
Riechmann, J. (2006) Biomímesis: Ensayos sobre
imitación de la naturaleza, ecosocialismo y autocontención. Madrid: Los
Libros de la Catarata.
Tello, E. (2008) "Vint i cinc idees i algunes
propostes per a una nova cultura del territori" La Resclosa
NOTAS
[i] . Este articulo es una versión revisada i ampliada de
la comunicación presentada al Congreso de la Sociedad Española de Agricultura
Ecológica - SEAE (Albacete, Septiembre del 2012).
[ii] Se considera que aunque ni la materia ni la energía se destruyen, su
redistribución nos lleva hacia una mayor
entropía y que per tanto la posibilidad de su utilización por la humanidad disminuye
aceleradamente (Naredo 2006).
[iv] Un análisis del
fracaso del actual modelo
agroalimentario para solucionar el hambre se puede encontrar en Lappé et
al (2005).
[vi] Al respecte,
veure el document "Que es la soberanía alimentaria?", de La Vía
Campesina (http://www.viacampesina.org/)
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