Conocían en profundidad los valores terapéuticos de las plantas que
crecían en los bosques del valle y eran expertas elaboradoras de
remedios caseros preparados con ingredientes naturales. ¿Por qué no
aprovechar esa sabiduría popular, transmitida de generación en
generación, para paliar la débil economía familiar? Ahí es donde se
localiza el origen de un oficio que, a lo largo de siglos y hasta hace
escasamente 40 años, ejercieron centenares de mujeres del valle de la
Vansa y Tuixent, en el Prepirineo catalán. Hablamos de un valle al que,
aun hoy en día, solo se puede acceder salvando puertos de montaña por
sinuosas carreteras secundarias. Un entorno geográfico, pues, cerrado en
sí mismo, alejado de los principales ejes de comunicaciones y
escasamente poblado.
Así fue como mujeres de las casas más humildes de la docena de pueblos del valle empezaron a
anar pel món
(ir por el mundo), como ellas mismas decían para referirse a su oficio.
Para ellas, «el mundo» era gran parte de Catalunya, principalmente
comarcas del centro, el prelitoral y la costa, que recorrían andando,
siguiendo caminos históricos y deteniéndose en pueblos y masías donde
vender su mercancía. Uno de los productos más populares que
comercializaban era la trementina, un preparado a base de resina de las
coníferas y aguarrás, que se aplicaba externamente para aliviar dolores
musculares, tanto de las personas como del ganado. Ese remedio es el que
acabaría dando nombre al oficio:
trementinaires (trementineras).
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https://www.soberaniaalimentaria.info/numeros-publicados/72-numero-37/742-trementinaires