Os
adjuntamos octavilla por si queréis distribuir o simplemente como
información. Esta preparada para imprimir desde cualquier impresora. Se
trata del proceso de privatización en sanidad., algo que nos afecta a
todos.
También os enviamos este artículo de Lucía Etxeberría.
Las medidas que esta tomando el PP en Madrid solo son posibles gracias a la Ley 15/97. Ahora mas que nunca es necesario redoblar los esfuerzos para exigir suderogacion.
El tsunami blanco
Por Lucía Etxebarria. | |||
2012-11-22 | |||
Quizá algún lector ha pasado por la experiencia de tener un familiar internado en un hospital, a la espera de un trasplante de médula. Por favor recuerden que si ese familiar hubiese enfermado en Estados Unidos,
o bien habría fallecido (así de simple) o bien su enfermedad habría
arruinado el resto de la familia, pues su tratamiento habría costado 3 millones de dólares.
Han leído bien: 3 millones. Cualquiera que me lea, sin duda, cuenta con
un familiar o un amigo que ha sido tratado por cáncer, o leucemia o
artrosis o pancreatitis o un infarto, o que sufrió un accidente de
tráfico, o laboral, o un asalto, o que se quemó o intoxicó o cortó en un
accidente doméstico…
¿Ya tiene identificado a ese amigo o familiar? Vale.
Ahora piense usted que si viviera en
los Estados Unidos eso le podría haber costado la ruina a la
familia. ¿Creen que exagero? No, en absoluto. Cada treinta segundos
una familia estadounidense se declara en bancarrota por su
incapacidad para pagar las facturas médicas. Voy a poner un ejemplo
que viví personalmente. Mis ex cuñados residen en Estados Unidos.
El es informático y ella es ama de casa. Tienen dos hijos. El
pequeño empezó a sufrir unas migrañas que fueron aumentando de
intensidad hasta que una noche el niño se despertó aullando de
dolor. Los padres se presentaron con él en urgencias. Los médicos
pensaron que sufría una meningitis. El niño estuvo sometido a
observación y chequeo durante una semana y los médicos estaban cada
vez más perplejos porque no encontraban ni virus ni infección ni
conseguían determinar el mal que aquejaba al niño, hasta que, por
fin, se descubrió la razón de las jaquecas: el oculista se había
equivocado en la prescripción de las gafas y el niño llevaba un año
usando unas gafas que no se correspondían con su graduación. La
factura ascendió a 3.000 dólares. El padre de la criatura estaba
convencido de que el seguro la cubriría. Pero no.
El seguro médico en EEUU funciona de
una forma parecida a cómo el seguro de la casa en España. Si su
casa sufre un siniestro, el seguro llama a un perito que decide si el
seguro lo cubrirá. Y si el seguro se niega, más vale que tenga
usted dinero disponible. Entre los supuestos que el seguro cubría no
estaba incluido el error de otro profesional que, para colmo, no
estaba asociado al seguro. Además, al no tratarse de una
“enfermedad” propiamente dicha, no se incluía en ninguna
categoría. Así que la familia tuvo que pedir un crédito para pagar
la factura.
47 millones de personas en EEUU ( el
15% de los ciudadanos) carecen de cobertura sanitaria. Entre los que
sí la disfrutan hay grandes diferencias. Si se pertenece a un gremio
bien sindicado se accede una buena cobertura sanitaria, aun cuando
nunca será tan buena como la que existe en cualquier país de la UE.
Los demás, 100 millones de personas, un tercio de la población,
están cubiertos, pero precariamente (como es el caso de mi ex
cuñado). Y no piense usted que los no asegurados son mendigos,
perroflautas o hippies bohemios, no. La gran mayoría de personas que
no tienen ninguna cobertura sanitaria trabajan, pero su trabajo no
les proporciona seguro médico. Así las cosas, los estadounidenses
han de recurrir a carísimos seguros médicos. Y si uno es diabético
o asmático, le es prácticamente imposible asegurarse.
En Estados Unidos, el 40% de las
personas que se están muriendo como consecuencia de una enfermedad
terminal manifiestan estar preocupadas por cómo ellos o sus
familiares pagarán sus facturas médicas. Un 12% de entre ellos
tienen que vender parte de su propiedad para poder pagar sus
facturas. Y más de 100.000 personas mueren en Estados Unidos al año
por falta de atención médica, según el Profesor de Harvard David
Himmelstein. La gran paradoja de la sanidad en Estados Unidos es que
se trata del segundo país que más dinero destina a sufragar la
sanidad -5.000 euros per cápita al año frente a los 1.700 de
España- y el que tiene el sistema más deficiente de todo el primer
mundo.
Repito: Estados Unidos es el segundo
país del mundo que más dinero destina de su P.I.B a sanidad, (el
primero es Malta que, como recordarán, es uno de los países más
corruptos de la UE según Transparency International). Eso quiere
decir que del dinero total del país, los ciudadanos gastan un 60%
más en el cuidado de su salud que en España.
Veamos ahora la calidad de la sanidad
de Estados Unidos.
La tasa de mortalidad infantil es un
buen indicador del nivel de salud de un país. La tasa de Estados
Unidos es de 6 muertes por cada 1000 nacimientos normales. En España
la tasa está en 3,4, casi la mitad e inferior incluso a las de
Finlandia, Alemania, Francia y Noruega. La tasa de mortalidad materna
en parto (esto es, las mujeres que mueren cuando dan a luz) es otro
indicador fiable. En España fallecen seis mujeres por cada cien mil
niños nacidos vivos. España ocupa así el noveno lugar de un
ranking total de 125, por encima de Estados Unidos, pues allí
fallecen 21 bebés por cada 100.000 nacimientos vivos. La diferencia
es muy significativa. Hay que tener en cuenta que en Estados Unidos
muchas mujeres dan a luz en su casa no porque crean en el parto
natural sino porque no pueden permitirse pagar el hospital. De ahí
la elevada tasa de mortalidad en el parto.
La tasa de obesidad en adultos en
Estados Unidos es exactamente el doble que la española.
En esperanza de vida en España está
en el puesto 12 del mundo, mientras que Estados Unidos está en el
37.
Las estimaciones han sido elaboradas
por la OMS, UNICEF, el UNFPA y el Banco Mundial.
¿Por qué esta desproporción entre
gastos y resultados?
Porque del 30% al 16% del coste del
aseguramiento en Estados Unidos va a cubrir los costes
administrativos.
Entre estos costes están los
escandalosamente altos ingresos de los ejecutivos,
Un ejemplo: William McGuire, Presidente
de United Health Group, recibe al año 37 millones de dólares más
1.776 millones de dólares en acciones. Las compañías de seguros
privados están entre las que reportan más beneficios de EEUU.
Beneficios para sus accionistas, no para sus asegurados, se entiende.
Todo un negocio…
Un negocio para las grandes empresas
sanitarias privadas. No para los ciudadanos.
El negocio redondo, porque todos los
ciudadanos necesitamos servicios de salud. Todos sin excepción. Hay
gente a la que no le gustan las bebidas con gas. Y no las bebe.
Coca-Cola nunca hará negocio con ellos por muchas campañas
publicitarias estupendísimas que hagan. Lo mismo podemos decir del
Iphone. Hay un segmento de la población que no sabe ni quiere
usarlo (mi madre sin ir más lejos) y a los que Apple nunca llegará.
Pero todos, absolutamente todos, necesitamos ir al médico.
En el fondo, privatizar la sanidad es
como privatizar el aire.
Con los datos en la mano es evidente
que no es ya difícil sino imposible defender las excelencias del
aseguramiento privado sobre la financiación pública. Pero lo están
haciendo los economistas liberales en España, que dominan el campo
de la economía sanitaria de nuestro país.
¿Lo hacen porque ellos son ricos y
pueden pagarse un seguro privado?
Probablemente sí, pero además… Hay
otra razón mucho más interesante.
Ni desde el punto de vista económico
ni desde el de calidad, la sanidad privada supera a la pública. Si
en España vamos por la senda de la privatización, la consecuencia
directa será que tendremos una sanidad de peor calidad, que
aumentará su gasto y podremos invertir aún menos en otros sectores
como la educación, los servicios sociales, la investigación, las
pensiones… (Sectores en los que apenas estamos invirtiendo ahora).
La estrategia de Mas, Cospedal,
Aguirre, Rajoy y demás políticos que insisten en privatizar la
sanidad es clarísima: hay que desviar el gasto público (que es lo
que nos exigen los “mercados”, es decir, los bancos, agencias de
calificación y otros) al sector privado. De esta forma el sector
privado tendrá acceso a nuevo dinero, fresco y fácil.
Nunca lamentaré bastante no haber
guardado aquel informe de la Comisión Europea que comparaba el
tamaño de la economía de la Unión con la de EEUU e identificaba en
el sector público con un nivel de servicio aceptable una debilidad.
Porque era una “oportunidad de negocio” que aquí se perdía. Se
referían a educación y sanidad. La idea de simultanear sanidad
pública y privada constituye el gran negocio para las aseguradoras.
Los tratamientos fáciles y poco costosos los gestionarán ellas y
los largos y costosos los derivarán a la Seguridad Social.
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