sábado, 5 de octubre de 2013

Río de Janeiro, mayo 2013. Valoración de la Primera Semana Mundial del Comecio Justo

Por Marcela Peixoto, corresponsal y colaboradora de Sodepaz   
En mayo del 2013 Rio de Janeiro – Brasil fue escenario de la 1ª Semana Mundial del Comercio Justo, un evento que pretendía aglutinar los principales representantes de este movimiento de carácter mundial.
Aprovechando la Asamblea de la WFTO (World Fair Trade Organization), una organización de carácter internacional que representa un sector del movimiento, el gobierno brasileño pujó por realizar dicho evento en la ciudad de Rio de Janeiro. Entre los días 26 y 31 de mayo estuvieron presentes más de 500 personas de todo el mundo, entre representantes de delegaciones de los 27 estados brasileños y miembros de la WFTO. Dejando fuera varios colectivos que trabajan con el comercio justo en otros lugares del planeta y que no fueron invitados a la cita.

El encuentro tuvo espacios de muestra de productos, debates y exposición de metodologías sobre los principales temas de interés dentro del comerico justo, como por ejemplo la certificación, el monitoreo de la cadena productiva, los sistemas de garantías, entre otros. Se hicieron presentes organizaciones como FLO, IMO, ECOCERT, FUNDEPPO y el gobierno brasileño a través de su recién estrenado SNCJS (Sistema Nacional de Comercio Justo y Solidario). Durante el evento también se debatió sobre el papel de las políticas publicas en el fomento de las redes y espacios de comercialización justos, o la presentación de la iniciativa de las Ciudades por el Comercio Justo. Todo esto en un intento de tratar en profundidad algunos de los principales problemas que hoy por hoy afectan al movimiento. 



La cita se propuso a realizar el acercamiento entre las visiones del comercio justo practicado por la WFTO y la vertiente brasileña que se autodefine como Justo y Solidario, ya que esta no comparte con los primeros de una génesis vinculada a la cooperación internacional, sino que brota dentro del movimiento de la economía solidaria e allí se reconoce como tal. 

Para  los participantes brasileños, personas que proceden de la economía solidaria no viven un conflicto de modelo tan acusado como los actores europeos, ya que en este continente el conflicto explotó hace más de una década, las presentaciones resultaron cuando menos impactantes y curiosas. Mucha gente decía que “por mucho que se reclamasen como tal, esta gente que vino de fuera no hace comercio justo”. Y esto es así porque en Brasil hasta aquél momento los debates de este orden solamente ocurrían en círculos más especializados y entre personas que tienen un mayor contacto con organizaciones de Europa e America Latina. Sin embargo no les resultó difícil, a los participantes brasileños identificar cuales son las reales discusiones de fondo que empapan esta cuestión. El momento clave fue la presentación de FLO y sus certificaciones a grandes empresas transnacionales.  También el discurso de las grande cifras de ventas de productos de comercio justo debido a su comercialización en grande cadenas de distribución, aunque a costa del desabastecimiento de los mercados campesinos locales, fue motivo de sorpresa entre muchos de las personas participantes. 

De modo que el encuentro estuvo marcado por encontronazos entre los dos bandos. De un lado aquellos que defienden el comercio justo en el ámbito del comercio internacional, en las grandes superficies, en la transnacionales y del otro los que priorizan el comercio justo dirigido a los mercados locales, privilegiando los circuitos cortos, los pequeños comercios y tiendas, la acción  política. Cuestiones de trasfondo ideológico-político que se hicieron visibles de manera casi espontánea durante el encuentro, aunque no fuera la intención de los organizadores del evento. 

En conclusión podemos decir con toda seguridad que la cita sirvió para aclarar a muchas de las personas que hacen del movimiento del comercio justo brasileño, una referencia mundial en cuanto propuesta de otra forma de reivindicar una comercialización justa, basada en los circuitos cortos, en la soberanía alimentar y en los mercados locales. El modelo presentado por la WFTO se reafirmó en la antítesis de lo que se está construyendo por el movimiento de la economía solidaria en Brasil.  







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