domingo, 4 de febrero de 2018

Nuevas trampas transgénicas

A las transnacionales de los transgénicos no les alcanza con tener el monopolio de las semillas comerciales e invadir nuestros campos y alimentos. Además quieren cada vez menos regulaciones y de paso engañar a la gente con otros nombres para sus nuevas biotecnologías, intentando separarlas del rechazo generalizado a los transgénicos. Avanzan también agresivamente en el intento de manipular no solamente cultivos sino también especies silvestres, para hacer “ingeniería genética de ecosistemas”, lo que podría provocar la desaparición de especies enteras.

Todos estos lineamientos estratégicos de la industria biotecnológica transnacional se reflejan en la nueva normativa que la comisión de bioseguridad de Brasil (CNTBio) aprobó el 15 de enero 2018. Con ella, la CNTBio abrió las puertas para que productos derivados de lo que llaman “tecnologías innovadoras de mejoramiento de precisión”, puedan ser considerados no OGM (organismos genéticamente modificados) y que lleguen al campo y a los consumidores sin pasar por evaluación de bioseguridad ni etiquetado.

La estrategia de que los productos de nuevas biotecnologías no se consideren OGM para evadir las leyes de bioseguridad, no es nueva. En Estados Unidos ya se aplicó en algunos productos, como hongos manipulados genéticamente con la biotecnología CRISPR-Cas9. En Europa, la discusión sobre las nuevas biotecnologías lleva un par de años y aún no se resuelve, aunque todo indica que la Unión Europea no permitirá que evadan la regulación, al contrario, podría resultar en cambios a las leyes para hacer evaluaciones de riesgo más exigentes, por las nuevas amenazas que presentan estas tecnologías. Por el contrario, Argentina estableció en 2015 una normativa sumamente general y laxa que permite exentar de evaluación de bioseguridad a los productos de varias nuevas biotecnologías. (Revista Biodiversidad 87, 2016, https://tinyurl.com/ybhxu4g9)

Lo nuevo y muy preocupante con la resolución de la CNTBio en Brasil es que además de todo ello, establece explícitamente un canal para aprobar la liberación a campo de impulsores genéticos, a los que llama “técnicas de redireccionamiento genético”, pero para no dejar dudas, lo escribe también en inglés: gene drives. Es el primer país en el mundo que establece canales para liberar al ambiente este tipo de OGM altamente peligrosos.
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