Las abejas nos están mandando un mensaje que recuerda nuestra estupidez.
“Sabemos que estos insectos son indispensables para la subsistencia del
género humano, pero durante décadas nos hemos dedicado a rociar los
campos con plaguicidas. Las abejas nos recuerdan que siempre llegamos
tarde”.

Dave Hackenberg lleva ganándose la vida como apicultor desde 1962, cuando decidió dedicarse a la cría de las abejas de la miel. Su negocio consiste en transportar sus colmenas a lo largo y ancho de Estados Unidos a bordo de grandes camiones.